SEMANA 1
SESIÓN 1
Estrategias de escritura
Hay que tener presente que solo se aprende a escribir escribiendo. Algunas
sugerencias que pueden ser útiles a la hora de escribir son:
1. Definir sobre qué se quiere escribir: antes de pensar en las palabras, se
debe tener clara la idea que se quiere expresar. Se debe establecer el destinatario
y si se trata de una carta, un reportaje, un cuento, una denuncia, una petición y
demás. Es importante que haya un interés por lo que se escribe, para que haya un
disfrute en la realización del mismo, pues no es solo lo que se dice sino esa
pasión lo que finalmente se trasmite al lector.
2. Llevar una libreta: teniendo el objetivo claro, se recomienda llevar una libreta
de apuntes para consignar allí la investigación sobre el tema y que todo cuanto
surja o llame la atención respecto al tema se consigne allí, pueden hacerse
comentarios, dibujos, referencias de películas, algo que se ve en el bus, algo que
se escucha en la calle, un sueño, un libro.
3. Establecer un hábito de escritura: definir cuánto tiempo se va a dedicar a
escribir de manera regular y respetarlo. La escritura requiere de tiempo, por tanto
es fundamental crear el hábito.
4. Hacer un guía de escritura: hacer un bosquejo o guion de la estructura del
texto. Saber cómo empezar, dónde hacer una descripción, una argumentación,
una enumeración, entre otros.
5. Escribir, revisar y corregir: cuando se empieza a escribir hay que dejar que
fluya la idea, sin preocuparse por pensar en la corrección. Después de que se
tenga una primera versión del texto, se debe leer y revisar la estructura de las
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frases, si son coherentes, revisar el uso de verbos, la puntuación, la economía en
el lenguaje (no repetir las ideas o extender la manera de expresar “si puede decirlo
en dos palabras, no lo diga con cuatro”), la precisión del vocabulario, hay palabras
que se ajustan más que otras. Evitar los adjetivos y adverbios. En las revisiones
se puede complementar, hacer cambios y editar el texto hasta que se ajuste a lo
que se está buscando. En esta revisión es de gran ayuda leer en voz alta el texto
para captar mejor la fluidez del mismo.
6. Construir una metodología de trabajo y estilo personal: en la medida en que
se hacen lecturas y ajustes de lo que se escribe, se descubre cuál el estilo
personal, cómo se siente más cómodos escribiendo, de qué manera suena mejor,
cuándo se capta mejor la atención del lector. Esto, a su vez, refleja cuál es la
metodología de trabajo, la que le da mejores resultados.
7. Dar a leer el texto a otras personas: esto ayuda a saber cómo es la recepción
del texto, para confirmar si la idea y la manera cómo se está comprendiendo es la
que se propuso, o qué otros sentidos genera en los lectores.
http://udearrobapublica.co/asistido/pluginfile.php/350373/mod_resource/content/1/Lecto_MF_sem1_ses1_Estrategiasdeescritura.pdf
SEMANA 1
SESIÓN 1
Las habilidades comunicativas: leer, escribir, hablar y escuchar
Según la Real Academia Español (RAE), “habilidad” se define como la “capacidad
y disposición para algo”. En este sentido, las capacidades comunicativas con las
que cuenta el ser humano corresponden a los procesos de hablar, escuchar, leer y
escribir, desarrollados a través de su formación, los cuales le permiten
comunicarse adecuadamente.
Escuchar: es un proceso de pensamiento referido al sentir, a percibir
sensorialmente lo que transmite una persona a través del habla. Escuchar significa
comprender el mensaje y exige tomar conciencia de las posibles variaciones de
significado de los mensajes. En la escucha hay una constante evaluación sobre lo
escuchado, pues responde a una necesidad intencional de su interlocutor.
Hablar: también es un proceso de pensamiento y está referido a la capacidad de
comunicarse mediante sonidos articulados, producidos por el aparato fonador
(incluye lengua, velo de paladar, cuerdas vocales, dientes, labios, nariz y demás).
Aunque en algunos animales puede apreciarse aparentemente esta habilidad, el
ser humano es el único que cuenta con la propiedad distintiva de producir sonido
articulado y es en su naturaleza que alcanza su más alta manifestación. Esto es
gracias al despliegue de un altísimo grado de complejidad y abstracción en lo
referente al contenido.
Leer: como proceso del pensamiento, la lectura permite el desarrollo de las demás
habilidades y competencias del ser humano. Es una realización intelectual y un
bien colectivo indispensable en cualquier contexto económico y social. Su función
cognitiva permite el acceso a los avances científicos, tecnológicos y culturales.
Según la tradición lingüística y algunas teorías psicológicas, “leer” es el acto de
comprender el significado de un texto, es decir, es la forma más precisa para
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poder recrear y comprender mejor la realidad y, en última instancia, configura al
sujeto lector. Quien es hábil en la lectura es capaz de dialogar críticamente con el
texto, tomar una postura frente a ello y valorarlo integrándolo en el mundo mental
propio
Escribir: la habilidad escritural representa el más alto nivel de aprendizaje
lingüístico, por cuanto en ella se integran experiencias y aprendizajes relacionados
con las habilidades lingüísticas (hablar, escuchar, leer y escribir) y se ponen en
funcionamiento todas las dimensiones del sistema lingüístico (fonológica, morfo-
sintáctica, léxica semántica y pragmática). La escritura es una habilidad compleja,
que implica que el escritor tenga conocimientos, habilidades básicas, estrategias y
capacidad para coordinador múltiples procesos. En la escritura no se trata
solamente de una codificación de significados a través de reglas lingüísticas. Se
trata de un proceso, que a la vez es social e individual, en el que se configura un
mundo y se ponen en juego saberes, competencias e intereses. Escribir es
producir el mundo.
Referencias
Ministerio de Educación Nacional (1998). Serie lineamientos curriculares,
lengua castellana [En línea]. Recuperado el 16 de julio de 2015. En:
http://www.mineducacion.gov.co/1621/articles-339975_recurso_6.pdf.
Santa Fe de Bogotá.
SEMANA 1
SESIÓN 2
La competencia lectora 1
En la universidad, como sociedad de la ciencia, el arte y la literatura, se lee y se escribe de manera diferente. Esto es válido para las otras dos manifestaciones de la competencia comunicativa: hablar y escuchar. Los escritores y lectores, a la vez que los hablantes y oyentes de la universidad, se comunican de una forma distinta. Narvaja; et al (2003) lo dice claro, al referirse a la lectoescritura académica:
Las prácticas de lectura que realizan los estudiantes universitarios relacionadas con sus carreras tienen una especificidad que las diferencia de las que se realizan en otros ámbitos: por los textos que se leen, por los saberes previos que suponen, por los soportes materiales que predominan en la circulación de los textos a ser leídos, por la presencia de la institución académica como mediadora de esa práctica lectora, por la finalidad de la lectura. De modo que es indispensable que el alumno/lector aprenda cuanto antes los códigos que regulan la actividad lectora en la universidad y esté alerta para no confiar solo en los modos en que ha leído en otros ámbitos –incluso dentro de las instituciones educativas previas – por cuanto es probable que no le resulten eficaces para enfrentar las exigencias académicas […]. Esta finalidad de la lectura pautada por la institución hace que en la universidad se estrechen los vínculos entre lectura y escritura: todos los escritos universitarios se soportan en las lecturas previas.
Como se puede deducir, la lectura es inseparable de la escritura. Incluso, se puede afirmar que en la universidad se lee para escribir y se escribe para leer
1 Texto tomado de: Comité de competencia lectora. Departamento de Admisiones y Registro Vicerrectoría de Docencia Universidad de Antioquia 2008
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más. En la cotidianidad académica estas dos competencias nunca aparecen aisladas.
Pero sí hay una realidad que dentro de la competencia académica comunicativa es casi natural: primero se es lector y luego se es escritor, así como en la etapa escolar, el niño primero fue hablante y luego pasó a ser escribiente. Lo mismo se puede afirmar de las operaciones de escuchar y hablar, en la medida en que la función de oyente va moldeando la función de hablante, tal como sucede en la universidad.
La competencia lectora se refiere a la totalidad del proceso de lectura, cuyos pasos o etapas suelen ser llamados niveles, tiempos o simplemente “lecturas”. Esas subcompetencias son la literal, la inferencial y la analógica. Cada nivel pareciera estar mostrando la localización del lector frente al texto académico, en el sentido de insinuar que en el nivel literal el lector está metido en el texto; en el nivel inferencial es el texto el que está metido en el cerebro del lector; y en el nivel analógico el lector trae otros textos y los compara con el que tiene al frente.
Por esta razón, Pérez (1997) sostiene que leer es interpretar y que esta interpretación es simultáneamente intratextual, intertextual y extratextual:
La lectura intratextual es un primer tiempo de lectura que aspira a investigar un texto, para intentar establecer, solo desde el texto mismo, lo que éste dice.
La lectura intertextual, segundo tiempo de lectura, pretende cotejar y someter a discusión unidades de análisis (párrafos, conceptos, enunciados, entre otros) de dos o más textos, de uno o varios autores.
La lectura extratextual, tercer tiempo de lectura, pretende ubicar un enunciado, o un conjunto de enunciados, como campo referencial explícito en el cual, se supone, debe inscribirse la lectura del texto base.
Dichos tiempos están regidos por lógicas distintas, tal como lo explica Pérez (1997), es ya conocida con cierta amplitud la tesis de Lacan sobre la temporalidad lógica que rige en una indagación cualquiera. Lacan estableció que en tales procesos se produce la vigencia de tres tiempos que es necesario diferenciar. Los designa como el instante para ver, el tiempo para comprender y el momento para concluir, y éstos definen una sucesión lógica más que una cronología. Los términos propuestos por Lacan describen en forma adecuada el sentido que les asigna. Puede notarse que tales denominaciones comportan un orden lógico; orden que parte del ver, pasa por el comprender y termina por el concluir.
Esos tres tiempos se corresponden con los tres tipos de interpretación: el ‘instante para ver’ con la lectura intratextual; el ‘tiempo para comprender’ con la lectura intertextual; y el ‘momento para concluir’ con la lectura extratextual. Cada tiempo u operación mental del lector va a dar origen a una subcompetencia diferente. La operación mental instante para ver es el deletreo, el desciframiento; la operación mental tiempo para comprender es la inferencia, la deducción; y la operación mental tiempo para concluir es la analogía, la comparación.
La competencia lectora fácilmente se puede entender si se divide y organiza la interpretación en tres constituyentes, leídos en forma horizontal como si fueran correspondencias:
De las operaciones mentales se desprenden las tres subcompetencias lectoras: la literal, la inferencial y la analógica. Algunos autores, como Sánchez y Alfonso (2009) llaman a la subcompetencia analógica lectura crítica, para construir la “pirámide de la comprensión lectora” [5], así:
Tal como se dijo atrás, a las subcompetencias de la competencia lectora también se les conoce simplemente con el nombre de ‘lecturas’. Para una posible conciliación entre la lectura “analógica” de Kabalen y De Sánchez y la lectura “crítica” de Sánchez y Alfonso, bastaría con aceptar la explicación de Kabalen y De Sánchez, y concluir que es preferible la denominación de “analógica”:
La lectura crítica es un proceso que implica el raciocinio, el juicio crítico del lector para fundamentar sus puntos de vista acerca de la información que extrae de un texto; o para identificar falacias de razonamiento, inconsistencias estructurales en la organización de la información que se da y falta de validez o de confiabilidad de la información. Cada nivel de lectura (literal, inferencial y analógico) proporciona un tipo de información diferente. La lectura crítica debe aplicarse en todos los niveles, razón por la cual no está considerada como un nivel independiente (Kabalen; De Sánchez, 1997).
Finalmente, es importante hablar de los indicadores de la competencia lectora. Para Saldarriaga (2008) “una vez establecido el punto de llegada de una prueba de competencia lectora, es necesario determinar, específicamente, cómo se llega a dar cuenta de este indicador; en otros términos, cómo sabremos que el aspirante puede orientarse en el texto, seguir el hilo temático, establecer sus vínculos, sus significaciones y el propósito con el que es enunciado”. La respuesta es a través de unos indicadores para cada subcompetencia lectora, donde se visualicen los ejes constitutivos del texto: quién dice en el texto, qué dice el texto y cuál es el propósito del texto, como se verá más adelante al detallar cada subcompetencia.
Texto tomado de: Comité de competencia lectora. Departamento de Admisiones y Registro Vicerrectoría de Docencia Universidad de Antioquia 2008
Referencias
Narvaja, E.; et al (2003). La lectura y la escritura en la universidad. Buenos Aires: Eudeba. PP. 7-8.
Pérez, J. F. (1997). Elementos para una teoría de la lectura (lectura e interpretación). Medellín: Utopía Siglo XXI. PP. 115-116.
Sánchez, C.; Alfonso, D. (2009). Comprensión textual. Primera infancia y educación básica primaria.
Bogotá: Ecoe Ediciones. PP. 15-18.
Kabalen, M. A.; De Sánchez, M. (1997). La lectura analítico-crítica. México: Trillas. P. 5.
Saldarriaga, A. V. (2008). Propuesta de indicadores para el examen de admisión. Medellín: Universidad de Antioquia. P. 2.
http://udearrobapublica.co/asistido/pluginfile.php/350379/mod_resource/content/2/Lectoes_U5_MF_Competencia-Lectora.pdf
Semana 1
Sesión 2
Estrategias de lectura.
Estrategias de lectura
Tomado de: Banco de imágenes, Facultad de Ingeniería
La lectura y la escritura no suceden de forma aislada sino que están en
permanente relación. Leer mejora los niveles de escritura, en tanto leer no es
decodificar un texto sino interactuar con él según el nivel o Tipo de lectura, lo cual
depende de la intencionalidad del lector: entretenerse, extraer información,
comprender, entre otros. Al mismo tiempo, cuando se escribe se movilizan
funciones que mejoran la comprensión lectora, pues es posible tener más
conciencia acerca de la organización del texto y de lo que se está expresando a
través de él, lo cual a su vez contribuye a tener una mejor competencia lectora.
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En este esquema se presenta una síntesis de algunas estrategias de lectura:
Para conocer cómo funcionan diferentes estrategias de lectura y tener más
comprensión sobre su organización, se sugiere leer una de las estrategias de
lectura que aparece en el esquema, a saber, el resumen y ver los videos de esta
unidad: Lectura comprensiva y ¿Cómo se estructuran los textos?
http://udearrobapublica.co/asistido/pluginfile.php/350380/mod_resource/content/1/Lecto_MF_U3_Estrategiasdelectura.pdf
Semana 2
Sesión 3
Origen del lenguaje y el habla
Origen del Lenguaje y origen del habla
Introducción
Una vez entendidos los conceptos de lenguaje,
como facultad humana, y habla, uso de la lengua, es
importante conocer la manera en la cual aparecen
estos en la evolución humana, ya que así tendremos
una mejor comprensión de la especie, su desarrollo,
sus capacidades y potencialidades. Anticipemos que
sobre el origen del lenguaje existe una gran
diversidad de teorías, desde las más extravagantes
y fantasiosas hasta las modernas y científicas; sin
embargo, la etapa del desarrollo fisioarticulatorio de
nuestro aparato fonador es de tal relevancia en la
evolución humana, que de no haberse dado, el ser
humano se vería bastante limitado en crea- tividad y
generación de mensajes.
El origen del lenguaje
Teorías sobre el origen del lenguaje
Si bien muchas teorías han intentado explicarnos por qué, cómo y desde cuándo
podemos entendernos y hablar, estos son dos aspectos bien diferentes. Además,
debemos tener en cuenta el carácter social y pragmático, de entorno y de
intención, que posee el lenguaje. Miremos brevemente algunas de las
explicaciones que el hombre ha dado a este maravilloso fenómeno.
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Para muchas culturas, la interpretación está enfocada hacia la existencia de un
creador del lenguaje, un dador de la palabra al hombre. Éste, así mismo, le ha
otorgado propiedades mágicas a su uso. Las teorías del origen divino fueron un
gran estímulo en la indagación sobre cuál fue la primera lengua o protolengua. En
la Biblia, el pasaje sobre la torre de Babel (figura 3.1) interpreta el origen de la
diversidad de lenguas humanas. Estudios más profundos se dedican, aún hoy, al
estudio de las familias lingüísticas.
Figura 3.1. La torre de Babel como símbolo del origen de las lenguas.
Si existió una primera lengua, entonces hubo un primer hombre. Los científicos
opinan que el hombre surgió en diferentes lugares sobre la Tierra; por tanto, existieron
varias protolenguas, origen de las familias lingüísticas modernas. Los antiguos
experimentos para corroborar estas teorías –como el caso de los niños en
completo aislamiento de la comunidad humana (figura 3.2). Sólo prueban que
estamos genéticamente predispuestos al lenguaje y que este es una
manifestación enteramente social.
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Pero encontramos teorías que dan cuenta del lenguaje como una invención
humana. Entre los griegos, se debatía entre naturalistas y convencionalistas la
idea de la nominación: la relación entre el nombre y el objeto, sin importar el
idioma: para los primeros, existía una conexión natural, como en la onomatopeya.
De aquí la idea, extendida casi hasta nuestros días, de que las palabras primitivas
eran ecoicas, imitativas. Sin embargo, recordemos que solo palabras no forman
lengua.
Figura 3.2. ¿Qué lengua aprende un hombre en aislamiento de sus congéneres?
Rousseau, en el siglo XVIII, propuso que las manifestaciones primitivas debieron
ser consecuencia de expresiones de emoción. Así, los empiricistas sostenían que
de los gritos naturales se pasó a las palabras; con la observación, se fue haciendo
cada vez más complejo el lenguaje. No obstante, se olvida que para ello se
necesita de habilidades cognitivas especiales, una dotación neurofisiológica.
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Figura 3.3. La gestualidad humana cumple un papel muy importante en la
comunicación humana.
Por la misma época, se manejó la teoría de la gestualidad oral. Richard Paget
afirmaba que el hombre primitivo comenzó por utilizar muchas partes de su cuerpo
para la comunicación a través de la pantomima (figura 3.3). Los diferentes oficios
relegaron es actividad a los órganos de la articulación. La reproducción del
material sonoro vino después como proceso inconsciente. Ya en 1970, Alexander
Luria sugiere que la actividad verbal devino muy posterior: sonidos guturales y
rítmicos entre hombres que trabajaban juntos.
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Lucy, un fósil de homínidos muy famoso
Lucy es el nombre del espécimen prehomínido
fosi- lizado más completo de la especie
Australopithecus afarensis, descubierto el 24
de noviembre de 1974 por el paleoantropólogo
estadounidense Donald Johanson en Hadar, a
150 kilómetros de Adís Abe- ba (Etiopía). Es un
ejemplar femenino que se cree vivió hace 2.6 a
3.6 millones de años, de alrededor de 1.2
metros de altura, de aproximadamente 27
kilogramos de peso, de unos 20 años de edad,
que tuvo hijos, y que murió cuando tenía entre
25 y 30 años. Su nombre, Lucy, le fue puesto
en homenaje a la canción Lucy in the sky with
diamonds, de los Bea- tles, aunque en Etiopía
se la conoce como Dinqinesh o Dinkenesh, que
significa “eres maravillosa”. En el hallazgo se
encontraron huesos de al menos cinco o seis
individuos, dos de ellos de niños de unos cinco
años, pero el esqueleto más completo fue el de
Lucy, del que se encontraron 52 huesos.
Aunque Lucy posiblemente andaba sobre sus
miem- bros posteriores (lo cual se deduce de la
forma espe- cífica de su pelvis), sus largos
brazos y la articulación de los hombros, además
de la curvatura de los dedos de pies y manos,
adaptados para trepar, permiten sugerir que
probablemente pasaba mucho tiempo subida a
los árboles.
Fuente: http://espaciohistorico.blogspot.com/2006/03/lucy_raices_ance
strales.html
Filogénesis y ontogénesis
Algunas teorías modernas presentan un
paralelo entre el desarrollo del lenguaje en
el niño, ontogénesis, y la evolución del
mismo en nuestra especie, filogénesis. Si
bien hay coincidencia en muchos
aspectos estudiados de tipo biológico y
aun en sus manifestaciones, ya que el
lenguaje del niño se desarrolla mientras
también aprende a caminar y su laringe se
acomoda hasta lograr la posición
adecuada para la articulación, además del
surgimiento de una protolengua basada
en sonidos y gestos con la que se
“comunica” con los suyos, el niño no pasa
todos los estadios que suponemos
debieron superar nuestros ancestros. El
niño nace en un medio completamente
social y lingüístico; cuando está ya
preparado para la lengua, da un gran
salto de su protolenguaje a los actos
simbólicos mediados por la lengua
materna o los idiomas que se presentan
en su entorno. El niño va construyendo, a
través de los signos que necesita, su
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Propia gramática, basado en un sistema ya formado.
Sabemos que cada rama científica aporta su grano de arena al tema: la
antropología, la etnología, la paleontología, la sociología, la psicología, la
lingüística, etc. Existen razones para pensar que el surgimiento del lenguaje del
hombre está indisolublemente ligado al desarrollo del pensamiento. Desde el siglo
XVIII se ha trabajado la idea del innatismo del lenguaje, es decir, de una
predisposición genética para la abstracción y simbolización de la realidad. No es
solo en el acto de hablar ni en la primera palabra o lengua en donde vamos a
encontrar los argumentos para definir el origen del lenguaje. Se ja propuesto
entonces pasar de la idea de la diversidad a la de la universalidad: la habilidad del
lenguaje es esencial a todo ser humano, esta es su naturaleza.
El proceso de hominización
Lo anterior llevó a los científicos a buscar el origen del lenguaje en el desarrollo
evolutivo de la especie humana, en el proceso de hominización. Muchos
especialistas creen que el lenguaje es un desarrollo evolutivo de habilidades
cognitivas, y que nuestras características humanas son una continuidad dentro
del proceso de la evolución de la mente inteligente. Se afirma que los
mecanismos cerebrales que subyacen tras la facultad lingüística son específicos
al lenguaje; así las cosas, todos los humanos estamos equipados genéticamente
con mecanismos neurológicos lingüísticos, rasgo distintivo de nuestra especie
Homo.
Entonces, desde el punto de vista científico, el paso más importante en la historia
de la humanidad es el cambio progresivo del volumen del cerebro, precedido por la
postura erguida (figura 3.4) y seguido del perfeccionamiento de un aparato vocal.
La adaptación al medio y el cambio ecológico hicieron posible que la especie
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Australo- pithecus africanus, de hace aproximadamente cuatro millones de años,
uno de nuestros ancestros más lejanos, tuviera una posición erguida que le
permitiera efectuar otras actividades con sus manos libres. Este cambio de
postura también contribuyó a un desarrollo anatómico con importantes
implicaciones en su evolución cognitiva posterior.
A partir de esa especie se ha comprobado un crecimiento de la masa cerebral,
que llega hasta nuestra especie (el Homo sapiens sapiens) desde hace 400.000
años, pasando por el Homo habilis, aproximadamente dos millones de años atrás,
el Homo erectus de hace un millón y medio de años, y el Homo Sapiens, que se
remonta hasta hace unos 600.000 años. Toda esta evolución cerebral
probablemente albergo y desarrollo en su ensanchamiento las zonas cerebrales
relacionadas con el lenguaje, área de Broca y área de Wernicke, las cuales están
ubicadas en el hemisferio izquierdo.
Figura 3.4. El proceso de hominización
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El aspecto fisiológico del lenguaje: el habla
El cerebro se especializó, entonces, en la capacidad de abstraer, consolidar
conceptos y realizar juicios; la tarea más importante está concluida. Sin embargo,
hace falta una etapa decisiva para la producción, desarrollo y sofisticación de la
facultad del lenguaje: la evolución fisiológica. Aunque buena parte de ella ya se
había logrado unos tres millones de años atrás con la postura erguida de los
primeros homínidos, faltaba la aparición del lenguaje articulado, en el sentido
fisiológico del concepto, para que el ser humano entrara en la etapa definitiva de
desarrollo completo de sus habilidades cognitivas.
El desarrollo del habla establece la característica humana en su totalidad. El
cerebro es el motor de la habilidad lingüística y se sirve para su manifestación más
importante del aparato vocal: la laringe. En todas las especies anteriores a la
aparición del Homo sapiens sapiens, hace sólo unos 150.000 años, los homínidos
se caracterizaban por su lenguaje inarticulado, es decir, no eran capaces de
generar series de sonidos distintos que pudieran percibirse de manera discreta y
relevante. Sin embargo, estudios recientes sobre la evolución del habla abogan
por una teoría de la coevolución entre el lenguaje y el habla, en el sentido de la
existencia de un desarrollo paralelo entre el cerebro y el tracto vocal homínido, con
lo cual también podemos argüir que el habla ha evolucionado con la especie
Homo desde hace aproximadamente dos millones y medio de años.
Recordemos que los procesos filogenético y ontogenético de la especie humana
se relacionan íntimamente en su desarrollo. Así, el aparato vocal de los neonatos
no está capacitado para articular sonidos; sólo a partir de los tres meses, los
bebés empiezan la transición entre los balbuceos y los sonidos discretos y
diferenciales, debido a la acomodación de la laringe en el tracto vocal. De igual
manera, algunas evidencias, mensurables en fósiles, indican que los miembros
más antiguos de la serie Homo, como el Homo erectus de hace aproximadamente
millón y medio de años, ya tenían un aparato vocal diferente al de los simios y
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chimpancés. Se podría argumentar, entonces, que los sonidos emitidos por estos
ancestros homínidos corresponderían a los sonidos producidos por un niño en sus
primeras etapas lingüísticas. Cuál es la relevancia del desarrollo fisioarticulatorio
del tracto vocal en la evolución y el desarrollo de los mecanismos cerebrales
subyacentes del lenguaje, es algo que aún está en entredicho. Sólo sabemos que
el lenguaje no se desarrolló a plenitud hasta que se logró adaptar un tracto vocal
de óptimas condiciones para la emisión de sonidos articulados.
Figura 3.5. Disposición de los órganos de fonación del chimpancé y el hombre.
El ser humano tiene una gran capacidad fonatoria, gracias a la posición baja de la
laringe. En los primates y en los homínidos anteriores al Homo sapiens sapiens de
hace 150.000 años, la laringe ocupaba un lugar muy alto y se podía respirar y
tragar al mismo tiempo debido a la separación entre esos dos orificios (figura 3.5).
Las formas de expresión se reducían entonces a la mímica, el gesto, el chillido,
señales de estados de ánimo y formas rústicas de comunicación.
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La tendencia al descenso de la laringe se complementó con el control cerebral de
sus músculos, anteriormente desarrollado, en el Homo sapiens sapiens,
permitiéndoles a sus bandas vocales producir vibraciones que, acompañadas de
articulación en las cavidades resonantes, se percibían como sonidos nítidos.
Aparece entonces el lenguaje articulado con la desventaja del “atragantamiento”
por el cruce entre las vías respiratorias y las digestivas. De hecho, muchas
personas fallecen a con- secuencia de un mal funcionamiento epiglótico en la
deglución, al taponarse la vía respiratoria al nivel de la tráquea.
El proceso evolutivo cerebral y fisiológico, a la par con un desarrollo de la
inteligencia para la adaptación al medio, a través del perfeccionamiento de
herramientas y diversas habilidades para la supervivencia, para las cuales la
comunicación mediante el lenguaje es esencial y prueba inequívoca de su
existencia, conforma la caracterización propia del hombre anatómicamente
moderno, el Cro-Magnon. El sistema comunicativo, entonces, pasó de las señales
significativas a los códigos de signos por medio de los cuales el hombre pudo
moldear y simbolizar su realidad, lo que a la vez aceleró el proceso de expansión
geográfica (figura 3.6) y el mejoramiento de las condiciones de vida. La
diferenciación local trajo como consecuencia la diferenciación lingüística.
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Figura 3.6. Las primeras huellas de la humanidad se han encontrado en África (Etiopía).
Bibliografía
González Rátiva, M. C. (2008). Expresión oral y escrita. Medellín: Universidad de antioquia.
http://udearrobapublica.co/asistido/pluginfile.php/350387/mod_resource/content/1/Lecto_MF_sem2_ses3_Origen%20del%20lenguaje%20y%20habla.pdf
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